A inicios de diciembre, mientras en el Perú se realizaba la denominada COP 20, un grupo de activistas de Greenpeace irrumpió en la zona protegida de Nazca para lanzar un mensaje ecologista. No se actuó debidamente, pues se ingresó sin autorización alguna y sin medir las consecuencias del paso de los activistas sobre la frágil superficie. Dada la importancia de Greenpeace nos extraña profundamente que no hayan procedido con el debido respeto de un bien cultural único en el mundo.

La conservación debe regirse por principios de respeto a todos los valores naturales y culturales que constituyen nuestra gran diversidad. Por ello invocamos a la ONG ambientalista a asumir un compromiso no sólo por revertir lo sucedido, sino por reconocer las responsabilidades y asumir además una postura de apoyo en la reversión de la problemática general que afecta a tan importante sitio del patrimonio universal.

La cobertura periodística inusitada ante los daños ocasionados demuestra la falta de un sistema de cuidado de las Líneas de Nazca, que vienen sufriendo una serie de graves daños desde hace decenios. Obras públicas y privadas han afectado cada cierto tiempo y de manera grave su integridad. Utilizaciones insuficientemente planificadas como el Dakar, han generado daños irreparables, por la actitud indolente de algunos de los aficionados que se acercaron al certamen internacional, sin importarles para ello pasar encima, o incluso utilizar el área para hacer sus propias demostraciones de “destreza” como conductores.

Hay actividades indebidas que siguen afectando hoy día gravemente las Líneas de Nazca. Hablamos principalmente de la minería informal y de las invasiones en grandes extensiones del área patrimonio mundial. Es inconcebible que el Estado peruano, a lo largo de varias gestiones gubernamentales incluida la actual, no haya puesto solución definitiva a la álgida problemática de un Sitio de Patrimonio Mundial de tanta trascendencia.

Invocamos al Ministerio de Cultura, a la Comisión de Cultura del Congreso y demás autoridades involucradas a que la capacidad de reacción que en esta ocasión están demostrando, no sea sólo ante la necesidad de callar un escándalo mediático, sino un compromiso firme que implica poner en acción efectiva del Plan Maestro del sitio, eliminar todo tipo de actividad informal o ilegal en el área, resolver de manera definitiva el tema de las invasiones retirando a quienes ahora indebidamente ocupan el área protegida y garantizando que no se permitirán nuevas invasiones, depredaciones y usos inapropiados en un territorio que debe ser considerado sagrado para todos los peruanos.

Esta vez hemos escuchado al propio Presidente Humala manifestar su preocupación por nuestro patrimonio cultural. Por tal motivo, con el respeto que merece su alta investidura, le invocamos a considerar al patrimonio cultural como un factor para el verdadero desarrollo duradero, inclusivo y sostenible, modificando una serie de medidas dadas para incentivar la inversión que parecen considerar al patrimonio como una traba a superar. Invertir en nuestro patrimonio generará el más autentico modelo de desarrollo a lo largo de todo el territorio patrio, con respeto a toda nuestra diversidad cultural y con auténtica inclusión social.

Las Líneas de Nazca cumplen 20 años desde que se inscribieran, gracias al trabajo de María Reiche, en la Lista del Patrimonio Mundial. Ya es hora de que asumamos a plenitud nuestro compromiso internacional por protegerlas.